Elegir VS “tener que” en el trabajo

Elegir VS “tener que” en el trabajo

Las expresiones “tengo que” y “debo” son unos poderosos mecanismos dentro del diálogo interno que mantienen las personas consigo  mismas. Afianzan el sentimiento de que la situación que vive el individuo es inevitable, aunque le disguste.

En el ámbito laboral, es frecuente escuchar “tengo que ir a trabajar”, como una obligación inexorable. Sin embargo, raramente se observa esta circunstancia como la evolución de una decisión personal: por ejemplo, “he buscado trabajo porque necesito ser económicamente independiente, porque quiero desarrollarme profesionalmente, etc.”.

“Las personas no están obligadas a cumplir con sus obligaciones sino que acometerlas comenzó con una decisión libre y, olvidar esto, pensando que todo son obligaciones, es más fácil de gestionar, pero oculta información”, explica Carlos Melero en su blog Coaching Realista.

 

El diálogo interno influye en nuestras decisiones

Es muy importante establecer un diálogo interno constructivo hacia nosotros mismos, tal y como recoge la Programación Neurolinguística (PNL) y su metamodelo creado por Richard Bandler y John Grinder.

El metamodelo de la PNL  “pone la mirada en cómo nos hablamos a nosotros mismos y cuál es la influencia que esa manera de hablarnos tiene en nuestra manera de ser y en nuestro comportamiento. Y esa parte de la PNL es la que alerta de los peligros que hay detrás de esos ‘tengo que’, ‘debo’, ‘es preciso’, ‘no puedo’ o ‘es necesario”, afirma la coach Leonor Cabrera.

Esta experta afirma que detrás de estas expresiones “hay únicamente un camino a seguir”. Una auto-imposición que llevada al extremo provoca estados de ansiedad y de frustración al no ser capaz de estar a la altura de esas metas auto-impuestas.

Para salir de esta “trampa”, Leonor Cabrera recomienda sustituir ese ‘tengo que’ por un ‘quiero’ o un ‘me apetece’.

 

 

El peligro de procrastinación

Y es que, es un hecho que la ansiedad y la frustración que a menudo generan los “tengo que” y ‘debo” en muchas ocasiones dan paso a la procrastinación y/o, finalmente, al  incumplimiento de las metas establecidas.

Frente a ello, expertos proponen algunas técnicas:

  • Estrategia del diálogo interno. Para evitar frases como tengo que o debo, replantear nuestro diálogo interno con expresiones como “yo elijo/decido…” que implican que el propio individuo tiene el control de su tiempo y de sus acciones.
  • Estrategia de la claridad mental. Algunas veces las tareas más complicadas se postergan porque no está claro por dónde empezar. Para evitar sentirse perdido e incapaz de realizar la tarea X, y evitar un diálogo interno dañino que muestra que “no soy capaz” de hacer algo, es aconsejable realizar una lista del conjunto de tareas. De esa manera es más factible visualizar qué hay que realizar y anticiparse a posibles obstáculos.
  • Estrategia de la planeación realista. El día solo tiene 24 horas, así que es necesario aprovecharlas para conocer cuáles son las tareas prioritarias y asignar el tiempo y los recursos que sean necesarios para solventarlo. De otro modo, puede pasar que se posterguen las tareas más importantes, que a menudo son las más tediosas, para hacer otras menos urgentes pero más gratificantes.
Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp
Email

Publicar Respuesta

14 + diecisiete =