¿Título o “titulitis”?

¿Influye el título universitario a la hora de encontrar empleo?

¿Título o “titulitis”?

¿Influye el título universitario a la hora de encontrar empleo?

 

Empezamos curso y muchos estudiantes inician su primer año universitario, llenos de expectativas ante el futuro que esta formación les puede brindar.

Mientras, grandes corporaciones tales como Google o Apple, entre otras, están planteándose que la titulación universitaria y el buen expediente académico dejarán de ser cruciales en sus procesos de selección, para centrar su atención en otras habilidades, de las llamadas soft, que no necesariamente tienen que ver con la posesión de un título universitario.

El diario El Mundo publica un artículo sobre este tema en su edición del día 5 de septiembre de este año. En él expone como las grandes multinacionales de tecnología, que antes basaban sus procesos de selección en un riguroso filtro por el que únicamente pasaban titulados universitarios con buen expediente académico, han encontrado que no existe correlación directa entre estos expedientes y el buen desempeño profesional, es decir, no necesariamente las personas con mayor formación universitaria son más brillantes en su práctica profesional. A modo de ejemplo, menciona a diferentes emprendedores que han alcanzado un éxito incuestionable con sus empresas (Bill Gates o Steve Jobs), tras haber abandonado la Universidad sin finalizar su carrera.

Este mismo artículo menciona qué otras características se buscan hoy en un profesional, además de la titulación, tales como tener una visión inclusiva, demostrar sentido común, capacidad de resolución de problemas, ser autodidacta en diferentes campos y acreditar una experiencia práctica.

Curiosamente, el título del artículo es “Por qué Google, Apple y otros gigantes de internet huyen de la titulitis”. Y decimos curiosamente, porque cada vez más se utiliza indistintamente el término “titulitis” como sinónimo de “título universitario”. En el contexto del artículo queda claro que no utiliza el término “titulitis” en sentido despectivo, sino para explicar que no se valora únicamente tener un título universitario, sino que además se valoran otras habilidades que no necesariamente van vinculadas a una titulación universitaria.

Últimamente podemos encontrar el término “titulitis” usado despectivamente para indicar que alguien (persona física o empresa) da una importancia desmesurada a la posesión de un título; y en efecto, ninguna persona con experiencia en el ámbito profesional cuyo cometido sea la selección de personal utilizaría como criterio de selección únicamente el título académico. Ahora bien, de ahí a identificar “título” con “titulitis” hay un abismo.

Las titulaciones son muy importantes, dotan de competencias técnicas en las materias objeto del título, incrementan en el estudiante la autodisciplina y la capacidad de aprendizaje y esfuerzo. Además orienta al profesional hacia su vocación, aspecto muy importante en el éxito profesional, ya que es mucho más fácil ser brillante en aquello hacia lo que nos sentimos inclinados vocacionalmente que cuando la trayectoria profesional está marcada por el azar, en función de la oferta laboral.

Tener título no es, por tanto, sinónimo de tener “titulitis”. Este término implica dar importancia excesiva e injustificada a la posesión de un título, ya sea por el propio titulado o por las empresas que teóricamente le puedan contratar. Tener “titulitis” implica basarse en una única condición para considerar a alguien altamente cualificado per se, sin tener en cuenta nada más. Tener un título sigue siendo muy importante antes y ahora, y lo que marcan estas nuevas tendencias en absoluto va referido a no dar importancia a los títulos universitarios, sino que hacen hincapié en que se valorarán también otras competencias. Si el poseedor del título no tiene estas otras competencias, estará en desventaja con otras personas que sí las tengan, de la misma manera que el que está en posesión de un título, y además tiene todas o algunas de las otras habilidades mencionadas también tendrá ventaja sobre la persona no titulada pero poseedora de las mismas competencias soft.

Hemos llegado al extremo de que al preguntar en un proceso de selección a una persona si tenía título universitario respondió “no, yo no tengo titulitis”; es una forma inteligente de hacer de la necesidad virtud, convirtiendo en negativo el hecho de tener título. Pero no, tener título no es sinónimo de tener “titulitis”, y abre muchas puertas profesionales que de otra forma sería mucho más difícil abrir.

Ánimo estudiantes, vuestra titulación universitaria seguirá siendo un valioso aliado de vuestro éxito profesional, aunque no dependerá solo de esto, y merece la pena trabajar el resto de habilidades para ser un profesional completo y altamente empleable.

 

 

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